Basado en el articulo científico: Madrigal, L., & Sangronis, E. (2007). La inulina y derivados como ingredientes claves en alimentos funcionales. Archivos latinoamericanos de nutrición, 57(4).
Lo primero que debemos entender es que la inulina es un carbohidrato no digerible. La inulina y sus derivados (oligofructosa, fructooligosacáridos) que generalmente son llamados fructanos no pueden ser hidrolizados por las enzimas digestivas del hombre, por lo que permanecen intactos en su recorrido por la parte superior del tracto gastrointestinal, pero son hidrolizados y fermentados en su totalidad por las bacterias de la parte inferior del tracto gastrointestinal (intestino grueso, colón). De esta manera, este tipo de compuestos se comportan como fibra dietética. Es muy importante mencionar que su contenido calórico es solo de 1,5 kcal/g, casi 3 veces menos que el del azúcar.
Sus beneficios para la salud humana son fundamentales, es una fibra prebiótica y dietaría, tiene bajo contenido calórico, ayuda a la asimilación de calcio y magnesio, actualmente es usado en la reducción del riesgo de cáncer y ayuda a prevenir desórdenes intestinales
Lo podemos encontrar naturalmente en muchos vegetales, frutas y cereales. Sin embargo, a escala industrial, la mejor opción es extraerla de la raíz de la achicoria (Cichorium intybus) y se utiliza ampliamente como ingrediente en alimentos funcionales.
La inulina tiene propiedades similares a las del almidón, da textura y firmeza. Esto le otorga cualidades importantes en la industria alimenticia funcional, ya que es un espesante, emulsificante, gelificante, sustituto de azúcares y de grasas, humectante y es un depresor del punto de congelación, lo cual nos ayudo mucho en la elaboración de nuestros helados.
Teniendo en cuenta esto, la inulina ha sido un ingrediente primario en muchos de nuestros desarrollos. Nuestros productos que tienen dentro de sus ingredientes la inulina son, los arequipes, los bocadillos, los chocolates refinados y los helados.